martes, 24 de junio de 2014

Estépar en la Memoria




El Monte de Estépar, ubicado a 21 km al oeste de la capital burgalesa, es uno de los parajes de la provincia de Burgos donde mayores atrocidades y crímenes perpetraron aquellos que apoyaron al llamado bando nacional, tras el fallido golpe de estado del 17 de julio de 1936 contra el gobierno legítimo de la II República. Desde finales del mes de julio hasta mediados de octubre, aquí se cometieron numerosísimas ejecuciones extrajudiciales. De hecho, se estima en no menos de 300 las personas que fueron asesinadas y clandestinamente enterradas en las fosas comunes preparadas a tal efecto. Todo lo cual le convierte al Monte de Estépar en el principal lugar de exterminio de la provincia de Burgos durante los años que duró la Guerra Civil, aun cuando esta formase parte, en su práctica totalidad, de la retaguardia franquista. De acuerdo con la documentación histórica, se sabe que todas estas víctimas eran civiles, en muchos casos, miembros de partidos políticos y organizaciones sindicales afines a la coalición de izquierdas del Frente Popular, y en otros tantos, sencillamente obreros, jornaleros, funcionarios, maestros, comerciantes y demás trabajadores que, de una u otra forma, habían simpatizado con la República. Todos ellos tenían también en común que habían sido detenidos ilegalmente durante los primeros días de la contienda y encarcelados en la Prisión Central de Burgos. De hecho, fueron 'sacados' de este presidio bajo el falso pretexto de ser puestos en libertad para ser entregados a piquetes de falangistas y requetés, quienes, junto a guardia civiles, les trasladarían hasta el Monte de Estépar, donde finalmente serían impunemente asesinados y arrojados a las fosas comunes. Por testimonios orales también se tiene constancia de que hubo 'paseados' de localidades próximas que igualmente fueron asesinados en este paraje. Unas y otras desapariciones resultaron ser los métodos represivos más brutales, sistemáticos y extendidos en aquel 'verano caliente' del 36.  La prueba de ello es que, lejos de tener escasa incidencia como cabría pensar de una provincia donde apenas hubo resistencia y quedó inmediatamente bajo el control de los golpistas –con la excepción de la zona más septentrional–, provocaron, sin embargo, un gran número de víctimas mortales entre aquellos burgaleses que fueron tachados denigratoriamente de 'rojos'. El resultado de todo ello es que las fosas comunes se extienden por toda la geografía burgalesa, siendo el Monte de Estépar el lugar más tétrico en este sentido por el gran número de víctimas que allí fueron sepultadas, a pesar de que no se sepa con exactitud ni el número preciso e identidad de todas ellas, como tampoco la localización exacta de las fosas que deben existir.
La Coordinadora por la Recuperación de la Memoria Histórica de Burgos quiere, en atención a las demandas de los familiares de las víctimas que yacen en las fosas comunes ubicadas en el paraje del Monte de Estépar dentro del Término Municipal de Estépar en la provincia de Burgos, acometer la excavación de las mismas, para así poder cerrar las heridas que todavía hoy permanecen abiertas en muchos descendientes y, al mismo tiempo, devolver la dignidad a quienes fueron impunemente asesinados y su memoria silenciada. No en vano, son muchos los afectados que se han dirigido a este colectivo planteando interrogantes sobre el momento de excavación de estas fosas, unos por sospecha directa de contener los restos de sus allegados, otros precisamente por ignorar si éstos acabaron allí. Se hace preciso, por tanto, sellar este conflicto con la apertura, exhumación, estudio y entrega de los restos a las familias para que éstas puedan darles una sepultura digna. De manera que, por un lado, los restos mortales puedan ser acogidos, visitados y honrados en un cementerio siguiendo los rituales fúnebres que establece nuestra identidad cultural; y por otro, los descendientes puedan poner fin a un duelo postergado cerca de 80 años. Conviene subrayar que las expectativas de poder encontrar los restos de todas las víctimas son más bien escasas, dado que el paraje del Monte de Estépar ha sufrido a lo largo de las últimas décadas reiteradas agresiones como consecuencia, primero, de su utilización como cantera para extraer grava destinada a la construcción de la Autovía A-62 (Burgos-Valladolid) y, posteriormente, como vertedero ilegal de basuras y escombros, además de residuos orgánicos. Todo lo cual no ha hecho sino ocasionar continuas remociones del terreno, modificando así gran parte de la topografía original del monte, y con ello, alterando notablemente el paisaje y la percepción del mismo como Lugar de Memoria. Esta lamentable situación ha indignado profundamente a los familiares y afectados de la represión franquista que tienen a sus deudos en las fosas de este paraje. Una desazón que no hace sino sumarse al dolor por tener todavía, casi 80 años después, a sus familiares “tirados en el monte como si fueran alimañas”.De manera que resulta muy difícil, si no imposible, cifrar el número de restos que han sido arrasados y destruidos; o lo que es lo mismo, no sabemos cuántos se han podido salvar y, por tanto, cuántos se preservan aún en el subsuelo del Monte de Estépar. Cierto es, en todo caso, que los trabajos previos que hemos realizado en años anteriores, consistentes en una prospección geofísica con georadar y unos sondeos arqueológicos, nos han permitido verificar la existencia de varias fosas a la luz de los restos óseos humanos encontrados en ellas.
Ante la reiterada dejadez o, cuando no, oposición mostrada por las Administraciones Públicas, ya sea la del Gobierno del Estado como la Junta de Castilla y León, para hacerse cargo de las exhumaciones e identificación de los restos humanos que contienen las fosas comunes de la Guerra Civil o, cuando menos, para sufragar los costes de las mismas, el colectivo Espacio Tangente, junto con la Coordinadora por la Recuperación de la Memoria Histórica de Burgos, han puesto en marcha una campaña de mecenazgo (crowdfunding) para poder cubrir los gastos de la excavación de las fosas comunes del Monte de Estépar. De manera que, a partir de la aportación de pequeñas ayudas económicas, se pueda alcanzar una cantidad mínima (14.000 €), para poder desarrollar dicha actuación. Esta cantidad cubre los gastos derivados de la estancia y manutención del Equipo Científico, así como la logística necesaria para realizar este tipo de intervención con las mayores garantías posibles. En ningún caso los especialistas y miembros del Equipo recibirán retribución alguna, al considerarse su trabajo como una colaboración voluntaria completamente desinteresada.Dicha intervención se iniciará el día 21 de julio de 2014 y la llevará a cabo un Equipo científico interdisciplinar formado por arqueólogos, antropólogos forenses, antropólogos sociales, historiadores, etc., bajo la dirección del arqueólogo Dr. Juan Montero Gutiérrez de la Coordinadora por la Recuperación de la Memoria Histórica de Burgos, el antropólogo forense Dr. Francisco Etxeberría Gabilondo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y el antropólogo social Dr. Ignacio Fernández de Mata de la Universidad de Burgos. Todos ellos cuentan con una dilatada experiencia en la excavación de fosas comunes de la Guerra Civil y la identificación de restos humanos, así como en el estudio de las experiencias traumáticas que sufrieron tanto las víctimas de este conflicto como sus familiares a lo largo de la dictadura franquista.
En definitiva, a la vista de todo lo señalado, es nuestro deseo solicitar la inestimable colaboración de la ciudadanía como también de entidades públicas y privadas, para poder acometer este proyecto encaminado, no lo olvidemos, a la restitución de la verdad, la justicia y la reparación que son los tres derechos básicos que asisten a toda víctima.

Toda la información del proyecto se puede consultar en la siguiente dirección de internet: www.montedeestepar.org 

Mientras que los detalles para contribuir a la campaña de captación de fondos para realizar la exhumación se pueden ver en la siguiente dirección de internet: http://goteo.org/project/monte-de-estepar

Post by Juan Montero.
 
 
 

lunes, 23 de junio de 2014

¿Cómo se musealiza una fosa?

La semana pasada asistimos a una reunión en el ayuntamiento de Toledo (departamento de Canelones, Uruguay). El objeto de la misma era comenzar a armar un proyecto para musealizar unas fosas que excavó el Grupo de Investigación en Antropología Forense (GIAF) hace unos años. Se trata de un par de fosas individuales localizadas en el Batallón de Infantería Paracaidistas Nº 14, un predio militar de enormes dimensiones muy cercano a Montevideo. Este acuartelamiento, junto al Batallón 13, es uno de los espacios más repetidos como posible lugar de fosas clandestinas por los distintos tipos de fuentes. Sin embargo la información del Informe para la Paz del año 2003, que es lo más parecido a una comisión de la verdad que ha conocido Uruguay, apunta a que los cuerpos allí enterrados fueron desenterrados, cremados y arrojadas las cenizas al Río de la Plata. En similares términos se refiere el informe de las Fuerzas Armadas al Presidente de la República en 2005, aunque contradiciendo en varios puntos al Informe para la Paz.

El GIAF ha excavado allí durante bastante tiempo, en los años 2005 y 2006, y luego se retomaron las excavaciones en 2009 y 2011. Fue un trabajo arduo en donde se tuvo que lidiar con un medio boscoso, con mucha información falsa y con un área de trabajo enorme. Finalmente el 21 de octubre de 2011 se encontraron los restos de Julio Castro, y el 15 de marzo de 2012 los de Ricardo Blanco, demostrando no sólo estos crímenes de lesa humanidad, sino también la falsedad de los testimonios de los militares.

Intervenciones arqueológicas en el Batallón 14

Área donde se han documentado enterramientos.

Como decíamos al principio, de la Asociación Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos ha surgido la idea de musealizar el lugar y generar un espacio de memoria, en donde se dé cuenta no sólo de los hallazgos, sino también de todo el proceso arqueológico que ha llevado a ellos. En esa reunión participaron representantes de dicha asociación, del GIAF, el alcalde de Toledo, representantes de la Dirección de Derechos Humanos de la Intendencia de Canelones y arquitectos del Instituto de Diseño de la Facultad de Arquitectura de la Udelar, ya entrenados en el diseño de otros espacios de memoria como son las Marcas de la Resistencia. Una de las primeras medidas que se tomó es pedir que ese área fuera entregada del ejército a la Intendencia de Canelones. Una vez conseguido este cambio de titularidad ahora el reto es diseñar un proyecto de musealización de dos fosas que se encuentran en muy mal estado. La de Ricardo Blanco, a una cota superior, fue excavada en el sustrato rocoso, lo que ha supuesto que esté mejor conservada. Aún son visibles hoy día los restos de cal que cubrían el cuerpo.

 Fosa donde fue encontrado Ricardo Blanco, en primer término, y al fondo los restos de cal.

Sin embargo la de Julio Castro se encuentra en un lugar inundable, y actualmente está llena de agua y de vegetación que ha vuelto a crecer.

Fosa de Julio Castro, en primer término.

Sin duda se trata de un reto museográfico, especialmente para los arquitectos encargados del diseño de este lugar de memoria, que es también un lugar de Historia. Como decíamos no se pretende colocar un monolito o placa, sino mantener las fosas en sí, las huellas en la tierra de aquellos crímenes, y de resaltar las particularidades represivas locales dentro del Plan Cóndor. Se trata de una empresa compleja, porque implica hacer un paso para cruzar la vía del tren, contener las aguas del arroyo cercano, consolidar las paredes de las fosas y presentar un trabajo arqueológico de años en un sólo instante.
Como nos decía el alcalde, durante todos los años en los que no se podía contar lo que allí se sospechaba que pasaba, en el pueblo las narraciones tomaron la forma del mito, incluso entre los propios militares. Una mujer de blanco que salía de ese bosque por las noches, unos soldados que no querían hacer guardia junto al aljibe porque de allí salían voces... Hoy en día ya se puede hablar, y es nuestra obligación explicar los hechos que allí ocurrieron, pero a veces es difícil ponerle palabras al horror. Podemos hacer nuestras las palabras de Alejandro Haber y proponer que investigar en Arqueología es seguir las huellas, es seguir el negativo de las huellas que persisten aún no estando, es escuchar lo no dicho de las palabras.



viernes, 20 de junio de 2014

Félix y Simón

El pasado 8 de junio pasaron muchas cosas en Euskadi, pero yo creo que pudimos vivirlas todas en Ugao-Miraballes. Una cadena humana organizada por Gure Esku Dago juntaba a unas 150.000 personas ancladas en el deseo a  decidir de un país. En Ugao, 170 personas se encadenaban al pasado de la guerra civil gracias a la visita guiada y teatralizada organizada por la gente de Burdin esia Ugao. Un éxito de público. Familias enteras se acercaron a visitar las líneas de trinchera y los búnkeres que han sido debidamente limpiados y señalizados. Los voluntarios de la asociación localizaron estos restos y decidieron adoptarlos. A golpe de domingo tras domingo, convirtieron una selva en un recurso patrimonial. Cabe destacar que participaron en la visita detectoristas de metales con sus familias. Estos aficcionados han sido integrados en un proyecto de prospección de líneas de frente en Bizkaia, dirigido científicamente por la Sociedad de Ciencias Aranzandi. Un ejemplo a seguir para intentar acabar con el expolio de un patrimonio a preservar.
 
 
Ese fin de semana del que os hablo también actuaban Faemino y Cansado en el teatro Arriaga de Bilbao, aunque yo creo que lo hicieron en el tramo del Cinturón de Hierro de Ugao. La visita teatralizada, con sargento chusquero incluido, dejaba entrever un notable trabajo de guión en el que se mezclaba comedia con rigor histórico. Toda una lección de buena divulgación histórica. Aquí pudimos enterarnos de la triple traición del que sería ingeniero del tren TALGO, Goicoetxea. Este hombre del PNV, amigo íntimo del lehendakari Agirre, cobró tres veces. La primera al diseñar el Cinturón de Hierro. La segunda al pasarse con los planos al bando nacional. Y la tercera en los años 40 cuando ganó el concurso para amortizar la ferralla del techo de los búnkers. Todo un fenómeno.
El paseo nos permitió leer el paisaje, comprender los condicionantes geoestratégicos de la ofensiva final sobre Bilbao y conocer de primera mano los cambios producidos en este espacio desde junio de 1937.
 
Reutilización en el esquinal de un caserío de material amortizado
de un búnker del Cinturón de Hierro en Ugao.
En Euskadi uno de los programas de mayor éxito es El Conquis en el que se mezclan retos, supervivencia y Juanito Oiarzabal. Todo un espectáculo cuyo emblema es la sempiterna ikurriña que acompaña cada hazaña. Nuestros colegas escenificaron un auténtico Conquis, con falangistas, nacionales, milicianos y gudaris.
 
El vigilante entre el centeno.
Ugao-Miraballes es una villa-dormitorio que forma parte del entramado industrial y de servicios del gran Bilbao. La honda transformación del paisaje afectó, como no podía ser de otra manera, al legado patrimonial de la zona: las riadas de la década de 1980, el cambio del cauce del río, la expansión urbanística, etc... Esta experiencia modernizadora quizás ayude a explicar el surgimiento de estas experiencias que abogan por la conservación y promoción del patrimonio de la guerra civil.
Como en el caso de Elgeta que ya comentamos en este blog, esta actividad recreadora y divulgativa de Ugao no sólo busca una visita satisfactoria, sino que se asienta en todo un discurso memorialístico, que busca dignificar a las víctimas y recuperar historias de vida, como la de los dos vecinos de Ugao que fallecieron en el bombardeo de junio de 1936, Simón Aguirre y Félix Urrutikoetxea. El 15 de junio un emotivo homenaje congregó a vecinos y familiares, alguno de ellos venido expresamente de Brasil.
Gurdia de honor de milicianos y gudaris
ante la placa en recuerdo de Félix y Simón.
Esta recuperación de la memoria cuenta con el pleno apoyo institucional y la implicación de la comunidad local, con empresas que prestan facilidades de todo tipo para el desarrollo de los trabajos y la organización de actividades. Con todo, el papel primordial lo juegan ciudadanos de a pie (un estanquero un ex-jugador de balonmano), auténticos héroes que se resisten a que desaparezca la materialidad del pasado. Su próximo objetivo es la recuperación de los restos de un puesto de control de carretera semisepultado por el terraplén del viaducto del tren, en pleno centro urbano de Ugao.
Al acabar la jornada, unos exhaustos milicianos y gudaris se sentaron en una cervecería a reponer fuerzas. En esto, entró un vendedor marroquí. No sabemos si su abuelo luchó en España como mercenario. En todo caso, el chaval se quedó parado y mirando fijamente al grupo de soldados, exclamó: Vosotros venís de otro momento.
Puesto de control semienterrado en un talud de ADIF, y cartel explicativo.

De un momento tan actual que es el presente. En la cadena humana del 8 de junio un representante del PNV aprovechó la ocasión paara saludar a tres gudaris nonagenarios que participaban del acto en la misma zona en la que habían combatido, 77 años antes.
La jornada en Ugao sirvió para recibir dos últimas lecciones de cara al futuro. La primera, que existe cantera para el futuro de la Arqueología de la guerra civil española.
 Y la segunda, que el Athletic de Bilbao este año va a por todas.
 
 

martes, 17 de junio de 2014

En este lugar


En este lugar, por el que cruzo todos los días para ir a mi despacho, desfiló la Legión Cóndor delante de Hermann Göring el 5 de mayo de 1939. Llegaba de ayudar al General Francisco Franco, Caudillo de España por la Gracia de Dios, a ganar su guerra.

 
 
 
En este lugar, delante del edificio en que trabajo, estuvo la casa de Max y Florentine Bieber. El año 1941 se los llevaron a ellos y a sus tres hijos, Ruth (diez años), Ilse (cinco años), Denny (dos años) para asesinarlos en Minsk.

 

En este lugar, al lado de la biblioteca donde consulto libros, reunieron a los judíos de Hamburgo para mandarlos a campos de exterminio. 8.000 mujeres, hombres y niños. Max, Florentine, Ruth, Ilse Denny.

Der Tod ist ein Meister aus Deutschland.

lunes, 9 de junio de 2014

Marina Aria, Ciudad de Vacaciones

Ruinas de Prora

Meter a miles de obreros en torres de hormigón en primera línea de playa para que pasen las vacaciones no es un invento de los años 60. En 1935 a los nazis se les ocurrió la brillante idea de construir un resort proletario de cuatro kilómetros de largo en Prora, una localidad costera de la Isla de Rügen, en el Mar Báltico. El objetivo: lograr la Kraft durch Freude (KdF), es decir "la fuerza a través de la alegría" (me pregunto qué opinaría el maestro Yoda de este eslogan). La idea era estructurar el ocio de los trabajadores alemanes para reforzar el espíritu nacionalsocialista y evitar el sindicalismo perturbador. La KdF incluía desde asociaciones deportivas paramilitares al Volkswagen Escarabajo, con el que los felices arios recorrían la campiña teutónica los fines de semana.


Nada como unas vacaciones antes de comenzar un genocidio.

¿Pero qué mejor forma de alcanzar la fuerza que en bañador? A partir de 1936 comenzaron a ponerse en práctica los planes megalómanos de Seebad Prora. Durante más de tres años se afanaron miles de trabajadores para levantar su futuro hogar de veraneo. Los bloques de viviendas, todos exactamente iguales, tenían apartamentos de 25 metros cuadrados (en los que debía alojarse una familia de cinco miembros) y baños compartidos, uno por planta. Además, se construyeron muelles y un descomunal anfiteatro.
 Gris Totalitario®

Sin embargo, con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial el proyecto de resort quedó abandonado. Se trasladó a los obreros al vecino Peenemünde, donde harían algo más útil: construir las instalaciones de los primeros misiles de la historia. Se trata de las terroríficas bombas volantes V1 y V2 que mataron a unas 15.000 personas, la mayor parte civiles. En la construcción de las instalaciones y las bombas no solo participaron obreros libres, sino también miles de prisioneros (rusos, franceses y de otros territorios ocupados), muchos de los cuales morirían de hambre, fatiga y malos tratos.

 V1 en su rampa de despegue en Peenemünde. 


Objetos de los prisioneros en Peenemunde. En la esquina inferior derecha, restos de sacos de cemento con los que los presos se protegían del frío.

Durante la guerra, Prora tendría usos muy distintos a aquellos para los que había sido concebida: acogió a unidades auxiliares de la Luftwaffe y a miles de refugiados de la Prusia Oriental, que huían del avance soviético y sus atrocidades. Finalmente, fueron alemanes traumatizados los que ocuparon las instalaciones y no alegres veraneantes.


Cuando el Ejército Rojo ocupó la isla de Rügen, algunos de los edificios se reutilizaron como cuarteles, una función que continuaría durante la Guerra Fría, esta vez para unidades de élite del ejército de la República Democrática Alemana. De esta época es el enlucido de cemento que hoy se conserva, pues el original desapareció al desmantelar los rusos los bloques para llevarse el cobre, las tuberías y otros materiales útiles.

La RDA, sin embargo, consideró que los planes originales de los nazis no eran tan mala idea. Si bien Prora apenas se empleó como destino vacacional (algunos edificios alojaron campamentos infantiles), el régimen comunista construyó nuevos bloques grises para proletarios a algunos kilómetros del balneario nazi. La finalidad era semejante, el impacto paisajístico también. Lo que cambió fue la megalomanía, ausente en los nuevos edificios: no desentonarían en cualquier barrio obrero del desarrollismo en Madrid o Barcelona.


Uno de los accesos a la playa.

En la actualidad, Prora es una ruina espectacular, pero con un futuro incierto. Ha habido propuestas de reconvertirla en un resort turístico. Una parte ha encontrado utilidad como campamento de verano juvenil, que parece más bien un reducto de supervivientes en un paisaje post-apocalíptico. Cada vez son más los visitantes interesados en el patrimonio del siglo XX que acuden a este paraje remoto.

Prora constituye un buen ejemplo de arquitectura nazi, de la ingeniería social de los regímenes totalitarios y de su lógica desarrollista insostenible. Pero en el fondo no es tan diferente de los muchos desastres urbanísticos a los que nos hemos acostumbrado en España. Como Prora, no son solo un desastre ecológico: también un desastre social. 

El capitalismo depredador, al final, acaba pareciéndose al fascismo.